ME GUSTA MÁS SUMAR QUE RESTAR
Desde hace
muchos años, nuestro instituto pertenece a la Red Andaluza de Centros “Escuela,
Espacio de Paz”. Durante estos años el profesorado del centro se ha formado para
trabajar la convivencia con el alumnado y con el resto de los miembros de la
comunidad escolar, para sumar compañeros en lugar de restar, para solucionar
correctamente esos problemas que dificultan la convivencia con los demás.
A veces, la
mejor manera de explicar lo que uno desea o piensa es contar un cuento o una
leyenda. De esto, los antiguos griegos sabían mucho.
Teseo y el Minotauro en presencia de Atenea. Pintura
roja de la llamada “copa de Aisón” (520-420 a.C.).
Museo Arqueológico Nacional, Madrid
En los tiempos
del héroe griego Teseo, existía un bandido llamado Procrustes (en griego, este
nombre significa “alargador”) que vivía en una cueva situada junto al camino
que unía la ciudad de Mégara con Atenas. En su cueva tenía dos lechos, uno
corto y otro largo. A los viajeros que
pasaban por aquel lugar los invitaba a su casa y les ofrecía su
hospitalidad. Tras cenar abundantemente los obligaba a tenderse en uno de los
lechos. A los que tenían talla alta los tumbaba en el lecho corto; para
adaptarlos a la cama, les cortaba el trozo de pies que sobresalía. En cambio, a
los que tenían baja estatura los echaba en el lecho largo; a éstos los estiraba
violentamente para adaptarlos al tamaño de la cama. Así conseguiría personas de
un tamaño ideal para sus camas, unas personas a su medida, tal y como él
deseaba que fueran en cada momento. Pero ninguno de los viajeros se adaptaba a
sus exigencias y, de una manera o de otra, todos morían. Procrustes no lograba
tener un solo amigo.
Un día, el
héroe griego Teseo regresaba a Atenas de realizar una de sus muchas hazañas
cuando fue retenido por Procrustes e invitado, como de costumbre, a tumbarse en
el lecho pequeño. Teseo se resistió y ambos se enzarzaron en una lucha en la
que el bandido resultó muerto. De este modo, la tranquilidad volvió a los
caminantes que por el lugar pasaban.
Teseo ataca a Procusto,casi acostado en su famoso
lecho.
Ánfora ática de figuras rojas (440-430 a.C.) pintada por
Alquímaco.
British Museum, Londres
Frecuentemente
también nosotros nos parecemos a ese salteador de caminos: a las personas que
no son como nosotros las ignoramos, las despreciamos, nos burlamos de ellas,
las insultamos, las agredimos, sólo porque no son como nosotros deseamos. Y
así, somos tan exigentes que en lugar de tener muchos amigos, tenemos pocos o
ninguno. Por suerte para nosotros, también Teseo murió; de lo contrario, tal
vez nos hubiéramos topado con él y nos hubiera ajustado las cuentas.
Por eso,
haciendo uso del nombre de las operaciones matemáticas más elementales, yo
suelo decir que me gusta más sumar que restar, y, mucho más, multiplicar que
dividir.
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